El eje vertebrador de la acción asistencial de Fundación Caja de Burgos
FUNDACIÓN CAJA DE BURGOS
Casualidad o no, el 3 unido al signo ‘menor’ evoluciona en su tratamiento gráfico hasta conformar un corazón. El corazón que late y mueve la actividad diaria. El corazón que sale del pecho en forma de sonrisa y afecto. El corazón que convierte en familia a todos los que formamos parte de la comunidad de Cordia.
En Cordia favorecemos el desarrollo de una vida en plenitud con acciones destinadas a potenciar el bienestar físico, emocional y social.
Corazones que laten a distintos ritmos exigen soluciones y actividades personalizadas. Por ello, facilitamos a las personas mayores las herramientas para mantener una ocupación significativa, adaptándonos a las necesidades especificas de su situación personal.
Cordia se articula como un espacio de vida en comunidad que favorece el desarrollo de actividades grupales para compartir retos y experiencias.
Fomentar la convivencia colaborativa es uno de los retos del proyecto Cordia. Luchar contra el desarraigo, evitar el sentimiento de soledad que puede producirse aun viviendo entre muchos, activar fórmulas de participación y de apoyo mutuo son los retos que mueven el corazón de Cordia.
En tiempos en los que la mayor esperanza de vida, la configuración demográfica y la transformación social apuntan en ocasiones a los mayores como problema, en Cordia trabajamos en favor de su reconocimiento como personas de alto valor. Y no solo por haber contribuido al desarrollo económico y social durante décadas con un aporte incalculable, sino por seguir siendo repositorios de experiencias, transmisores de sabiduría y promotores del consejo y del apoyo emocional.
Las personas mayores han de ser vistas como un pilar básico de la sociedad, una sociedad que heredamos de su esfuerzo y que siguen iluminando con su conocimiento.
Entendemos al residente y a sus familias como el eje central de nuestro trabajo y ponemos el corazón en sus necesidades y expectativas.
“No sabemos quiénes somos si ignoramos lo que seremos…” escribió Simone de Beauvoir en su ensayo La vejez. Reconocernos en el mayor que nos acompaña y que pronto seremos es la receta del respeto y el afecto que componen el menú de Cordia.
La selección y formación del personal de Cordia en base a su desarrollo como profesionales motivadores y empáticos es uno de nuestros compromisos más valiosos.
La empatía que nace del corazón promueve el espíritu de superación, ayuda a solucionar problemas con actitud positiva, fomenta la solidaridad y prodiga la ilusión de vivir cada día con ánimos renovados.
Nos comprometemos con la búsqueda de propósitos personales para que el residente siga sintiéndose útil para los suyos y para su comunidad. Cordia promueve ámbitos y tareas de responsabilidad que otorgan a las personas compromisos prácticos y motivadores.
El propósito, el reconocimiento de la aportación y del valor personal son los mejores antídotos contra la percepción de que la edad nos vuelve invisibles, de que ya no funcionamos. El sentimiento de capacidad incrementa la motivación y beneficia las relaciones interpersonales. El “Sí se puede” que resuena en no pocas asambleas se vuelve personal en Cordia: Sí, yo puedo.
Entendida como la que compete fundamentalmente a la labor asistencial y de cuidado de los residentes y que se desarrolla en tres ámbitos de trabajo fundamentales:
Centra los esfuerzos para evitar el aislamiento de las personas mayores desarrollando dinámicas de vida en comunidad y de relación con el entorno. Esta convivencia se desarrolla en tres líneas prioritarias:
Nos orienta a vencer el sentimiento de que el ingreso en una residencia supone la renuncia al disfrute de experiencias enriquecedoras. La vida en Cordia pretende hacerlas presentes en tres ámbitos vitales: